Bodas. Me paso todo el día pensando, hablando y escribiendo sobre bodas, cuando el mero concepto me da ganas de gritar. Después de que mi prometido me abandonara en el altar el año pasado, mi trabajo soñado en la revista Bride se ha convertido en una pesadilla recurrente.
Para colmo, me han reclutado para el cortejo nupcial de una novia histérica
solo porque conoce al hijo del propietario. Así que, por supuesto, me paso toda
la tarde discutiendo con uno de los padrinos y toda la noche besándome con él.
Las cosas solo mejoran cuando descubro que, por supuesto, él es el hijo del
propietario y que tendré que pasar el resto de la temporada trabajando con él
en todas las bodas que cubra este año.
¿Podrán la novia abandonada y el hombre que teme al amor encontrar la manera de
curarse mutuamente?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario