Ary solo tiene tres reglas en la vida: nunca llegar a tiempo, nunca callarse lo
que piensa y, sobre todo, nunca JAMÁS enamorarse de su jefe.
Lástima que Jaime Ruber, alias “Mr. Devilful”, haga que esa última regla sea
cada vez más difícil de cumplir.
Por alguna razón cósmica inexplicable, Jay, su sugar boss, tiene la pésima
costumbre de mirarla demasiado, de sonreírle cuando cree que no lo ve y de
hacerle creer que, tal vez, bajo esa fachada de energúmeno inflexible, haya un
hombre capaz de enamorarse de una mujer que lleva más post-its en la ropa que
en la agenda.
Él ha nacido con el traje puesto, la sonrisa arrogante de fábrica y un palo
metido en el culo. Ella es el caos personificado, experta en perder paraguas,
derramar cafés sobre contratos millonarios, enviar memes a inversores por error
y…, la joya de la corona
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