Un puñado de
campanillas azules recogidas de un prado por novios de la infancia se convierte
en un símbolo, y con el tiempo, en el reconocimiento de un amor largamente
negado.
Audra anhela dejar
atrás la vida de mercenaria de élite, un rol que se le impuso tras el destierro
de su padre de la hermandad vikinga. Un viaje del exilio a la corte del rey
Canuto le ofrece una nueva vida, aunque teme que pocos hombres la querrán, una
vez que se conozca su historia.
La sangrienta
disputa que precipitó el destierro de su padre resurge, cuando se reencuentra
inesperadamente con un amor de la infancia.
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