A veces, fingir estar enamorado puede llevar a una relación verdadera.
Marcos López ama a Mari Ortega desde que eran niños. Siempre ha estado en la
zona de amigos y se ha acostumbrado a quererla en secreto. Como arquitecto
paisajista, sabe que las cosas hermosas florecen con el tiempo. Así que, cuando
Mari le ruega que finja ser su novio para provocar celos en su ex, Javy, Marcos
acepta.
Para Mari, Marcos siempre ha sido alguien peculiar, tal vez incluso molesto. Es
demasiado: demasiado inteligente, demasiado feliz y demasiado intenso para
ella. Pero sabe que él la quiere y que puede usar eso como arma contra Javy. Si
Javy la ve con Marcos a su lado, regresará arrastrándose, rogando otra
oportunidad. Es un plan manipulador, pero "en el amor y en la guerra, todo
se vale", ¿no?
Excepto que, cuanto más tiempo pasa Mari con Marcos, menos “molesto” se vuelve.
De repente, las líneas entre lo falso y lo real se desdibujan. ¿Qué pasa si
este acto de celos enciende una chispa verdadera entre ellos? ¿Y si este juego
termina costándoles más de lo que están dispuestos a pagar?
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