En mi casa existían dos normas inquebrantables: no acercarnos a la casa de los
Barone y no ser amiga de los hermanos Barone.
Cumplir la primera norma era sencillo, pues esa casa daba bastante miedo.
¿Drogas, tráfico de armas, prostitución? Todo era posible. Por eso no me costó
nada cumplirla. Respecto a la segunda… la quebranté. Ginevra Barone era mi
mejor amiga y no fijarse en su hermano Angelo era como pedirle al sol que no
calentara en pleno verano.
Por suerte o por desgracia ya no tuve que preocuparme por nada de eso después
de esa noche. Cuando irme de Chicago fue lo único que pude hacer si quería
seguir con vida.
sábado, 23 de noviembre de 2024
Alexandra - Patricia Bonet
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario