Sin novio y sin trabajo, la cuenta corriente de Mary O´Connor estaba en horas bajas. Su estancia en Nueva York corría peligro y cuando ya se estaba planteando volver con sus padres a Atlanta, su mejor amiga le informa que le ha concertado una entrevista. Al enterarse de que el puesto es para cuidar a unos niños durante el verano, está a punto de negarse a ir ya que poco tiene que ver con su profesión. Pero, Lizbeth la convence de ir al hacerle ver que está estupendamente pagado. A regañadientes, la profesora acepta y es de camino hacia la cita cuando releyendo el mensaje descubre que el padre de los críos es John Quinn, un afamado don juan que no para de salir en las revistas.
Nuevamente duda si acudir sintiéndose intimidada, no en vano ese hombre era todo un monumento erigido en honor a las mujeres, pero su frágil economía la hace acudir a sus oficinas.
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