Mia ve cumplir uno de los objetivos de su vida. Junto con su amiga Isabella,
acaba de instalarse en Manhattan, donde comenzará a trabajar como asistente en
un nuevo y moderno despacho de abogados. Atrás queda su familia y algún que
otro sueño que ya echó en el olvido. Toca comenzar a ser independiente y nadie
tiene más ganas que ella de despuntar en su empleo. El primer día le depara una
sorpresa que le costará digerir y que está relacionada con la persona de su
jefe. No obstante, no es esa la única sorpresa que este habrá de darle cuando
entre ambos las cosas vayan a más y lo profesional de paso a lo sentimental. No
hay cara sin cruz y esa pasión a la que huele Manhattan quizás tenga un precio
muy alto. Mia entiende que está allí para algo más que para amar y que uno de
los sueños que un día desechó puede hacerse realidad.
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