Briana:
¿Has escuchado la historia de la estrella del norte, Polaris? Sí, esa que
permanece estática en una constelación en constante movimiento y que ha guiado
a los marineros hasta el norte durante miles de años. Tengo la convicción de
que todos tenemos una estrella como esa en nuestras vidas… o al menos
deberíamos. Yo perdí la mía el día en que murió mi madre, y, con ella, la
esperanza y la capacidad de convertirme en una para alguien más.
Creí que ya había agotado la cantidad de mierda que le toca experimentar a una
persona por vida, pero está claro que no tengo ni idea.
Stepan:
El lugar equivocado en el momento incorrecto. Patrañas, no creo en las
casualidades, el destino ni ninguna de esas mierdas, solo en mi propia
convicción. Y si ella está aquí, frente a mí en este momento, entonces quiere
decir que tengo todo el derecho a quedármela. Es mía, su vida depende de mi
decisión y decido que, a partir de este instante, con esa muñeca solo puedo
jugar yo.
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