El último lugar al que West Haven quería volver era a casa. Había escapado de
la isla de Lighthouse Landing, dejando atrás a toda la familia que creía tener.
Cuando le llegó la noticia de la muerte de su hermano, se mostró indiferente;
es decir, hasta que le informaron de que ahora era el tutor de dos adolescentes
gemelos cuya existencia desconocía.
A regañadientes, aceptó regresar, pero solo para atar cabos sueltos. Ese había
sido el plan hasta el momento en que vio a Teddy y supo que tenía que tenerla.
No importaba que estuviera saliendo con su sobrino. Ella no estaba destinada a
ser de nadie más que de West. Sus sonrisas, su risa y su luz brillante... las
quería todas para él. La isla ya le había quitado bastante; aún tenía las
cicatrices que lo demostraban.... Ahora es su turno de tomar lo que es suyo.
Lástima que sea más una bestia que un príncipe azul. Ahora está obsesionado con
todas las formas de quedarse con Teddy para siempre. Poco sabe él que esta
belleza busca los lugares más oscuros para hacer brillar su luz.
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