Descubrí que mi marido de tres años me había engañado y su amante fue quien me
lo dijo, porque él no tuvo las agallas para hacerlo él mismo.
Me mudo y me busco un nuevo apartamento, trabajo como camarera e intento seguir
adelante con el corazón roto. Me pregunto dónde salió todo mal, si no había
sido suficiente para él, si fui estúpida por casarme con él en primer lugar.
Estoy en el trabajo una noche cuando él entra: el hombre más hermoso que he
visto. Se sienta en la barra y un incendio forestal arde entre nosotros. Estaba
deprimida en el momento antes de que él entrara, pero en el segundo en que miro
sus ojos azules, olvido el basurero en llamas en el que se ha convertido mi
vida. Lo invito a mi casa y es la noche más apasionada de mi vida. Espero no volver
a verlo nunca.
Solo lo quiero como antidepresivo, pero él me quiere toda para él. Me acaban de
arrancar el corazón del pecho, así que quiero algo fácil y sin ataduras, pero
él quiere todas las ataduras porque está enganchado.
No tengo mucho que decir al respecto, y no me sorprende cuando me entero de por
qué: porque es El Carnicero. El señor del crimen de todos los señores del
crimen, el jefe que eclipsa a todo París, que hace que todos acaten sus reglas
o paguen.
Y ahora soy suya.
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