Lana y Levi hicieron todo lo posible para evitar el amor, cuando este llegó sin
avisar, no lo reconocieron. Solo lo notaron cuando ya era imposible detenerlo.
Lana tiene una inmensa lista de errores que ha cometido a lo largo de su vida:
empezando por haber escapado de su boda, mentir sobre su primer te amo y, el
peor, haber dejado a Levi aquella noche de año nuevo.
Tras tres años de eso y en un pequeño viaje a la tienda de veinticuatro horas
de su calle para conseguir algo de comer, queda atrapada en el elevador con…
Levi, su mismísimo e irritantemente atractivo ex-novio.
Lana y Levi se conocieron una noche de junio en las peores circunstancias: huyendo;
la especialidad de Lana y algo habitual en Levi.
Dos, como suelen llamarles, anti-compromisos, terminan varados en un motel
donde solo hay una habitación disponible, y, pese al odio mutuo que tuvieron al
principio, deciden compartir cuarto. Lo que ninguno veía venir era lo parecidos
que serían, y no solo eso, lo bien que se llevarían, y que quizá, solo quizá,
todas esas creencias que tenían, no eran reglas absolutas, sino que también
podían tener sus excepciones.
En el elevador la tensión y los recuerdos no dejan de surgir: ¿por qué ella se
fue ese día? ¿por qué él nunca contestó a su llamada? ¿por qué todo esto seguía
doliendo igual que hace tres años?
Mientras nos adentramos a su pasado; cómo se conocieron y lo sencillo que fue
enamorarse, tan sencillo que cuando se dieron cuenta fue completamente
inevitable, conoceremos su presente; una incómoda situación cargada de
silencios demasiado ruidosos, sentimientos abrumadores y palabras que nunca
pudieron decirse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario