Un error del pasado lo despojó de todo, incluso de su honor. Athol ha dejado de ser el laird del clan Mackay al punto de renegar de todo lo que tenía que ver con su país. Ahora es La Bestia, solo le profesa lealtad a su hacha y a él mismo. Durante los últimos cinco años se ha dedicado a luchar batallas como mercenario, hasta que se ve obligado a aceptar una misión que lo cambia todo.
En cambio, para Katherine Kincaid, hija de un gran laird, lo único importante en la vida es su país y la lealtad a la corona, por lo que debe viajar a la reunión anual de clanes, escoltada por La Bestia. Lo peor que le podía suceder, porque para ella, el idealismo por su patria lo es todo, y él representa lo contrario.
La atracción irrumpe en el momento menos indicado, porque La Bestia no estaba preparada para volver a entregar su corazón; no sabe cómo lidiar con esa muchachita que lo único que hace es poner a prueba su paciencia, y sin darse cuenta, también desata una pasión salvaje que pondrá en jaque el destino de sus más arraigadas convicciones. En medio de la incipiente revolución escocesa por su libertad, Athol y Katherine enfrentarán a un enemigo despiadado que los quiere destruir.
La atracción irrumpe en el momento menos indicado, porque La Bestia no estaba preparada para volver a entregar su corazón; no sabe cómo lidiar con esa muchachita que lo único que hace es poner a prueba su paciencia, y sin darse cuenta, también desata una pasión salvaje que pondrá en jaque el destino de sus más arraigadas convicciones. En medio de la incipiente revolución escocesa por su libertad, Athol y Katherine enfrentarán a un enemigo despiadado que los quiere destruir.
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