No te adentres sola en el bosque, no importa lo que veas u
oigas.
Esas fueron las palabras que escuché durante toda mi vida y el día de mi
veinticinco cumpleaños no pensaba ir en contra de esas advertencias...
Pero me dije que sería rápido. No me demoraría.
Antes de darme cuenta, todos los árboles parecían iguales y el sol empezaba a
ponerse...
Iris.
Por fin. Había sido paciente. Muy paciente.
Durante años observé mi pequeña flor desde la cubierta del bosque. Mi bosque.
La atraje a mi trampa y nunca la dejaré ir. Ella es mía.
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