Érase una vez un chico que me dio un verano de amistad,
seguido de una noche perfecta. Compartimos mucho durante nuestro corto tiempo
juntos. Pero se saltó unos pocos detalles importantes.
No sabía que era una estrella del rock.
No sabía su nombre real.
Ninguno sabía que me quedaría embarazada.
Y es seguro que no esperaba verlo de nuevo nunca.
Cinco años después, su autobús de gira estaciona en Nest Lake, Maine. Mi
pequeño mundo está a punto de ser destrozado por música alta y el fuerte latido
de mi propio corazón estúpido.
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