Birdie, la única descendiente de los marqueses de Rochester, se encuentra al borde de un precipicio: sabe que debe contraer matrimonio, pero no encuentra un marido que encaje con sus aspiraciones intelectuales —ni que esté dispuesto a aceptar su difícil carácter— y el tiempo para conseguirlo se le escapa.
Cuando conoce al esquivo Vizconde de Langley, piensa que quizá tenga ante sí a
la joya de la corona… Hasta que descubre que no es distinto al resto de los
vividores que la rodean y, lo que es peor, que es un sinvergüenza libertino.
Entre ellos surge una animadversión inmediata, imposible de ocultar. Ella no
desea verle; él detesta todo lo que ella representa.
Clayton esconde, además, un importante secreto: una oscuridad que a veces
amenaza con tragarle, pero que necesita tanto como el aire para respirar… y no
está dispuesto a compartirlo con nadie, mucho menos con la arrogante Lady
Alberda.
En un mundo en el que nada es lo que parece, ¿habrá alguna esperanza para el
amor?
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