Sus labios, la forma en que se siente, cómo ella se mueve contra mí. Su voz cuando se ríe, sus ojos cuando llora. Su alma conectada a la mía, para bien o para mal, para toda la eternidad.
No recuerdo.
Un rostro en blanco. Irreconocible. La oscuridad y la niebla impenetrable, día tras día tras día. ¿Quién soy? Y para el caso, ¿quién es ella?
No puedo recordar.
Dos lados a la misma moneda, uno quiere recordar, y el otro quiere permanecer olvidado. ¿Qué lado ganará? ¿Puede él confiar en que su corazón lo llevará de nuevo a ella? ¿O se quedará perdida en la niebla para siempre?
Tal vez nunca lo recuerde.
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